Un corazón que late en azules y rojos, que se hace macizo y vibrátil con el tacto de unas gafas 3D palpando relieves y contornos, hundiéndose en espirales y galaxias. Pero toda esa sensación de tres dimensiones tiene el férreo soporte del aguzado cruce de rascacielos, al horadar el infinito.
La sólida firmeza en acero de la escultura de Robert Indiana, localizada en la calle 55 con sexta avenida, que identifica a la urbe por excelencia de la modernidad, con la irrefutable palabra LOVE. El idioma plástico se torna sigla sintética donde el corazón asume la tipografía, involucra al artista - mc-corazón-nueva york - y lo lanza, en el aire una canción de los Beatles, a esas composiciones cubistas, en múltiples planos superpuestos, que recobran puentes, rascacielos y avenidas en medio de las luces de la noche. En el río amarillo de los taxis, contemplados a través de esas bolas de cristal que volteamos para ver caer los copos de nieve del recuerdo. Texturas, reflejos, distorsiones, rearmadas en las películas de Woody Allen, donde también los cristales rotos de un viejo cine permiten atrapar al asesino o quizas al amor mismo que se desvanece. Juego: arte. En la pared en ruinas se ha escrito ya la historia total. Cualquier objeto puede llegar a ser una mandala para meditar y las intrigantes letras BIG RED 9 encierran toda una saga de inmigrantes, en busca del futuro; de pequeñas historias donde todas las razas del mundo se conjugan para crear asi, en definitiva, estas imágenes.
Juan Gustavo Cobo Borda.