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He pasado la
tarde
pensando en Baudelaire.
Errante por las calles de París
va un dandy de suelas rotas
quien saborea palabras
como opio y láudano.
Tambien ajenjo, entre azucar y menta.
Acaricia odaliscas en baños turcos
y la grupa levantada
aguarda el verso que las hara estremecer.
En el Louvre hay pinturas
que contrastan demasiado
con la judía tísica,
con la corista de medio pelo.
Para eso sirve la imaginación.
Solo que entre el hollín y la nieve
se extienden islas perezosas
donde criollas de pelo recogido,
como si recien dejaran el baño
replican con agudo ingenio.
Al fondo aroma la palabra tamarindo.
Perfumes azules sobre pieles de 38 años
abren las mañanas o enervan la noche.
Húndete en lo oscuro
(cabellera o pubis)
para encontrar lo nuevo
pues Eldorado o Citerea
se van degradando.
Tu rostro ya desvencijado
en las primeras fotografias de Nadar.
Hay fascinacion de la caida
en buhardillas que crujen
y huele mal la ropa interior.
La rabia es fria
y a los 46 años el poeta afásico
vera como su Musa Negra, en muletas,
desaparece en una esquina del bulevar.
Enero 7 del 2012
Juan Gustavo Cobo Borda
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