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JOAO CABRAL DE MELO NETO


Juan Gustavo Cobo Borda


También de Recife, como Bandeira, Cabral (1920-1999) publica sus primeras plaquetas, hechas por el mismo, e indaga en primer lugar por la hechura del poema, el homo faber que elabora un objeto : una torre de palabras o un edificio nítido en medio de un paisaje desertico. Muchas artes contribuyen a su configuración : el arquitecto, el ingeniero, el pintor. 

Hay que configurar y en ello el poeta artesano, en versos de ocho silabas, se empeña con ahinco :
    "El lápiz, la escuadra, el papel ;
    el dibujo, el proyecto, el numero :
    el ingeniero piensa el mundo justo,
    mundo que ningun velo encubre".

El sueño dirigido, del que habla Borges, el juego formal, la objetividad y la concreción, destilan "un residuo esencial" como dice Felipe Fortuna, uno de sus estudiosos, que bien puede producir esa "máquina útil", como dice el poeta Cabral o la "machine a emouvoir", como apunto Le Corbusier en el epígrafe de El ingeniero, libro de Cabral de  1945, dedicado a Carlos Drummond de Andrade
    "Esta hoja blanca,
    me proscribe el sueño,
    me incita al verso
    nitido y preciso".

Descartada la subjetividad, quedan los mitos clásicos como el caso de "Fabula de Anfión". Un recinto de piedras, de cal y sequedad, donde el personaje encontrará la esterilidad que buscaba, "entre los / esqueletos del antiguo/ vocabulario". En ese desierto, "activo como un acero", será el azar quien hace sonar la flauta y le permite edificar la ciudad de Tebas. Pero el lo que desea, en verdad, es el silencio y el desierto, pues la ciudad no corresponde a su idea, a esa leve piedra que soñó, "abandonada en el espacio". Un "liso muro, blanco /puro sol en si /como cualquier naranja". Desencantado, arrojara la flauta a los peces sordomudos del mar.

Esta actitud de rechazo se opone luego, en la "Antioda", cuando asume que son las heces las que sustentan la belleza.
    "Delicado, evitaba
    el estiercol del poema,
    su tallo, su ovario,
    sus intestinos".
Las heces y la saliva son las que mantienen y nutren aquello que se dice asi :
    "Flor es la palabra
    flor, verso inscrito
    en el verso, como las
    mañanas en el tiempo".

Muchos años despues en "Inclinado sobre los cuadernos de Paul Valery" reconocerá y exaltará a quien no teme ver "lo sucio y lo difuso" con que se hace el "perfecto cristal".
"Sin ningun miedo, se dio el lujo
de mostrar que el hacer es sucio".

Ya Cabral habia forjado sus armas, para mirar, tratar y nombrar el paisaje del nordeste brasileño con sus rios secos y sus desiertos poblados de cactus y buitres. Recorrido por miles de desplazados que deben dejar los cultivos de caña de azucar y errar por el mundo, en las grandes migraciones que la poesia de Cabral retoma y convoca en verdaderos autos religiosos y en peregrinajes, a traves de su poesia, siempre seca pero siempre humana ante la muerte omnipresente.
 

Juan Gustavo Cobo Borda

©2012